El mundo de Carlos (Leer, octubre 2015, p. 48) –

Como ya sucediera con la serie Isabel, protagonizada por Michelle Jenner y Rodolfo Sancho en el papel de consorte de Aragón, el reciente estreno en Televisión Española de Carlos, Rey Emperador está propiciando un renovado interés por la historia germinal de este viejo estado europeo hoy cuestionado llamado España. Un interés que en la mayoría de casos se queda en el seguimiento semanal de la trama y el intercambio de impresiones con amigos y vecinos, acaso enriquecido con las opiniones de asesores históricos y expertos que comentan la jugada junto con actores y director después de cada capítulo, en el espacio El mundo de Carlos. La atmósfera de esta serie de excelente factura y el improbable rey interpretado por Álvaro Cervantes transmiten una idea un tanto estilizada de aquellos reinos a los que arribó el futuro emperador. Para empezar: el puerto de Tazones de la Historia es en la serie la vistosa –y nudista– playa llanisca de Torimbia. Pese a todo, el espectador atento y desinformado obtendrá un conocimiento plausible de la historia de Carlos y sus dominios peninsulares, y eso, en esta España de planes de estudios astillados por las berreas ideológicas no deja de ser meritorio. Confiando en que algunos televidentes curiosos quieran abundar en Carlos y su tiempo y, ya que estamos, en lo que construyó y vendría después, he aquí algunas recomendaciones bibliográficas.

Empezando por el Carlos V que muy oportunamente acaba de publicar Urgoiti Editores. El sello navarro ya ofreció hace cuatro años uno de esos excelentes libros olvidados que gusta de rescatar, Vida de Carlos V después de su abdicación, del norteamericano William H. Prescott (1795-1859), que no sin cierta retranca nos presentaba a un emperador emérito en plan paisano, renuente a seguir recomendaciones dietéticas y demasiado expuesto a las precarias condiciones de su retiro extremeño. Ahora es el turno de esta biografía de Louis-Prosper Gachard, que permanecía inédita en español y que sus editores presentan como “la primera gran monografía sobra Carlos V de la moderna historiografía europea”. Gachard (1800-1885), que nació francés pero terminó siendo belga tras los avatares políticos de los Países Bajos donde se instaló bien joven con su familia, fue uno de los hispanistas más importantes del siglo XIX. Fue el primer historiador extranjero, y uno de los primeros en general, que tuvo la suerte de consultar el Archivo de Simancas, donde documentó un buen número de trabajos sobre la España del XVI. No obstante esta es su obra más ambiciosa, realizada tras décadas de estudio y para ser incluida en 1872 en el que fue uno de los más tempranos diccionarios biográficos europeos, precisamente el belga. Gachard, archivero jefe de los Reales Archivos de Bélgica, ilustra a la perfección el fetichismo positivista que en aquella época suscitaban para los historiadores los polvorientos e inexplorados repertorios documentales, surtidores de pruebas tangibles y fidedignas para responder a los enigmas del pasado. En el contexto del joven estado belga, anhelante de héroes venerables con los que construir una identidad fuerte ante las potencias y naciones circundantes, el estudio y reivindicación de Carlos tenía además un elevado sentido patriótico-.

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